Cuando aprendemos a movernos en los tiempos y dirección
de Dios, caminamos con la seguridad, calma y paz en
nuestros corazones.
Lo anterior lo aprendí de lo siguiente. Hay un anhelo en mi corazón y este deseo por un momento me llevó al desespero porque quería tenerlo ya, pude detenerme y recordar que debo moverme en el tiempo de Dios y a su manera esto hizo que mi corazón se relajara y pude calmarme.
Ciertamente todo tiene su tiempo, mis pensamientos no son los de Dios y se que lo que Él tiene es mucho mejor a lo que quiero tener, es cuestión de moverme en su tiempo. Doy gracias a Dios por su paciencia y amor y sus pensamientos de bien que tiene para conmigo.